Encontros Ensaio
26.01.22
Relatos de los talleres de Frestas – Trienal de Artes
Por Alvim Almeida Silva Junior

Talleres con las escuelas estaduales y municipales, que ocurrieron del 3 al 18 de noviembre del 2021, como parte de la Trienal de Artes. La coletivA ocupação, trajo juegos teatrales y de creación para que pudiéramos bailar y cantar, denunciar y registrar con el cuerpo las necesidades y los deseos para el fin del mundo

Nos encontramos con personas diversas y nos conectamos a través de Google Meet, una plataforma digital que hemos estado usando como herramienta de trabajo desde el comienzo de la pandemia, aunque con muchas limitaciones, pudimos realmente tener una conversación a través de la pantalla y nuestros oídos.

Tuvimos la primera impresión cuando llegamos a la sala y era una biblioteca de alguna escuela, con las mesas redondas y grandes, sillas negras, la mayoría de la gente con sus mochilas en la espalda todavía… Les pedimos que se levantaran, quitaran sus mochilas y se relajaran; luego de eso, nos fuimos encontrando hasta el 18 de noviembre, con otras seis escuelas, con aulas casi vacías, ya que las clases se reanudaron de forma precoz, a pesar de que estábamos conscientes del brote inminente de Sars-CoV-2 (coronavirus) y sus variantes. Entramos con miedo y aprehensión de la misma fuente de enseñanza que tuvimos durante 12 años de escuela, y logramos adquirir experiencias para intercambiar, en medio del teatro, la sala de video, la biblioteca, los patios… Se fue entendiendo lo que eran las escuelas y las calles, y pasar eso por la pantalla y en los ejercicios, de forma danzante y expresiva, nos acercó cada vez más.

Hicimos ejercicios que aprendimos en el proceso de creación de “Quando Quebra Queima”, en la Casa do Povo, cuando todavía era “solo invítenme a una revolución donde yo pueda bailar”, que formaba parte de un festival llamado Performando Oposiciones, que hablaba de luchas, insurrecciones y revueltas de los marginados y renegados de la nación. Tenía que ver con conectarse con la tierra, con la profundidad de los océanos, con las corrientes de los ríos, con las selvas y conectarse con la escuela al mismo tiempo, teniendo la noción de los que nos separa de experiencias totalmente diferentes y en donde hallamos la solución para equilibrar nuestro encuentro. Fueron momento en los cuales teníamos toda la libertad de conocer y poder tocar nuestros pelos, hablar con y sobre ellos, uner una leve búsqueda para entender nuestras raíces, nuestros hilos, nuestros colores, nuestra cabeza el Ôrí y el Ôgí, entender que cada uno de nuestros trazos es un planeta, un multiverso de varios polvos.

Conseguimos conectarnos con el suelo. Siempre quisimos bajar juntas al suelo, bajar y conectar nuestros dedos y las manos enteras en la tierra, en el suelo, en el asfalto. Para empezar a correr muy rápido, siempre hay que poner las manos en el suelo y doblar las rodillas, inclinando el trasero hacia arriba. Así, sentamos las bases para mantenernos de pié y nos desequilibramos y equilibramos en diferentes ángulos y posiciones.

Respiración es la palabra adecuada para estos días, pues nos encontrábamos en climas algo revueltos, con poca humedad o aire limpio; con baja estabilidad, necesitábamos respirar aún más; los ejercicios debían ser ligeros y no cansarnos demasiado.

Elegimos respirar pensando en los lugares dolorosos y de manera que tengamos mucho cuidado al estirar y masajear, conectar el cuerpo con una buena sacudida, masajeando los dedos en las manos, pies, piernas, vientre, glúteos, brazos, en la cabeza, en las orejas, en la nuca, en el cuello. Todas las partes del cuerpo deben ablandarse y calentarse lo suficiente para que la sangre circule. Para, cuando sea el momento de saltar, correr, bailar o querer respirar la próxima vez, sentirse caliente, hervir el cuerpo.

Movimientos circulares, vórtices, agujeros de gusano y agujeros negros, nos conectamos, caminando y girando, emergiendo en los espacios que nos han sido asignados por ahora. Ahí tenemos conexiones como en un hormiguero, que se expresa y se organiza para tener comida en el invierno. Teníamos la misión de intercambiar teatro con ellos y trazar caminos en una sala y en varias pantallas, siempre en estos movimientos circulares y discretos, muchas veces tímidos y sinceros, sinónimo de provocaciones y juegos, entendimientos y preguntas, conversaciones y risas, bailes y carreras, saltos y bajadas.

Días fríos, conexiones de sacos y calcetines dobles, caminar en la casa, caminar a la escuela, caminar a la sala, caminar a la computadora, estar caminando en esta ciudad, tratando de entender los movimientos de las personas en las calles, en los trenes, en el autobús, en las ferias, en las fiestas que pasan por ahí, en los ensayos de vida y el teatro, de la escena del Sol. No puedo pensar más, tengo algunas dificultades en la mente en estos días y me cuesta memorizar y recordar algunas cosas. Me quedo con estas palabras y estas descripciones, junto con otras versiones, en caso de que vaya recordando vagamente.

Relatos “Memorias y visiones, memorias e ideas”, de Alvim Almeida Silva Junior, actor, performer y arte-educador de la coletivA ocupação.

5 de diciembre de 2021, 15h15

Alvim Almeida Silva Junior

Ator, performer e arte-educador da coletivA ocupação.

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